Publicado por: Diario Enfermero  Editado por: Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España

 

ÁNGEL M. GREGORIS.- Apuntar las constantes vitales, la tensión o la saturación de oxígeno a mano para luego transcribirlo a limpio en la historia del paciente puede traer consigo errores humanos, que deriven en problemas de salud graves. Intentar evitar estos problemas y conseguir el menor número de errores posibles es, o debería ser, uno de los principales objetivos de todos los hospitales y centros de salud.

El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, es consciente de esta situación y para evitar estos fallos cuenta con monitores que automatizan los datos y los añaden directamente en el historial. “Utilizamos monitores en los que cuando las enfermeras venimos a mirar las constantes vitales del paciente y por bluetooth se vuelca en ese momento. Aparte, también registramos la entrada y salida de balances de líquidos, nos permite preguntar al paciente a pie de cama si ha hecho deposición, si ha vomitado… y no tiene porque perderse ningún dato por el camino”, afirma Paqui Rojas, enfermera de Hematología Clínica del centro.

Meritxell Cucala, adjunta de Innovación y Proyectos de la dirección de Enfermería del Sant Pau, cuenta que esta medida evita errores, sobre todo, en la identificación del profesional y usuario. “Con una tarjeta nos identificamos nosotros y el paciente. Antes apuntábamos en un papel las constantes, nos las guardábamos en el bolsillo y cuando podíamos las pasábamos a la historia clínica, lo que podía suponer errores de transcripción de los datos”, explica Cucala. Lo que empezó con la medición de las constantes mecánicas, ha continuado con escalas de valoración, balances hídricos, administración de medicamentos y otras necesidades que tenían las enfermeras

La supervisora de la Unidad de Hematología Clínica del hospital, Iria González, resalta que los monitores se introdujeron como una tele normal y después se vio esta nueva utilidad. “De esta manera es instantáneo y muy rápido y no tenemos que esperar a que se carguen en el historial”, comenta. Asimismo, Paqui Rojas reconoce que muchas veces hasta que puedes sentarte en el ordenador a pasar los datos a lo mejor han transcurrido tres horas desde que has valorado al paciente. “Al tardar tanto no queda constancia y ni el médico puede ver cómo estaban las constantes ni nosotras tampoco hasta que no las pasamos. Así queda todo automático en el momento”, puntualiza.

Muchos de los pacientes han vivido la transición del papel a lo digital y ven con muy buenos ojos que iniciativas como estas se expandan en el hospital. “Hace tres años sufrí una leucemia aguda y llevo desde 2014 con ingresos. Justo estando ingresada vi el cambio de cómo las enfermeras escribían todo a mano a cómo iba directa la información a las pantallas. A veces volvían porque habían perdido el papel y ahora con esta máquina se pasa todo muy rápido y fácil”, comenta Andrea, una de las primeras pacientes que utilizó las pantallas en la Unidad de Hematología.

En trasplantes de médula ósea, por ejemplo, es un gran avance porque permite a las enfermeras tener al paciente monitorizado y le puede ir tomando las constantes muy a menudo durante toda la intervención. “El trasplante puede durar hasta dos horas y entonces nosotras vamos tomando las constantes y se van cargando directamente. Así se puede hacer la evolución a pie de cama, sentada y no todo el rato transcribiéndolo”, puntualiza Iria González.

 

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